Señales

Hace muchos años tuve un sueño del cual debí escribir hace mucho .. estábamos en un lugar inmenso, confinados, protegiéndonos de algo que estaba afuera.

El sueño sucede así : de pronto el cielo se pone rojo, como si hubiera una gran explosión o un gran incendio y una voz me dice: esa es la primera señal. Luego miro hacia arriba y veo que las aves volaban desesperadas y entonces la voz me habla y me dice : las aves volarán a sus nidos como las madres irán a proteger a sus hijos. Yo le respondo: así empieza todo maestro ? Y la voz me responde: sí.

Entonces me dice que mire .. de pronto estábamos como en un gran almacén como si fuera un arca inmensa, yo estaba adentro y empiezo a buscar a mi familia, y veo que estaban todos, entonces veo que había algo afuera como lluvia intensa … y la voz me dice que no salga ni mire hacia afuera … y yo le pregunto por qué? Y me dice : mira (señalando un suceso) .. al mirar .. veo que había una persona afuera sucumbiendo y su hermana que estaba adentro estaba a salvo pero lloraba mucho, desesperada. Entonces el maestro me dice: si ves hacia afuera no podrás resistir el dolor.

Luego siento una angustia muy grande y le digo.. maestro pero si creemos en Jesús estaremos salvos ? Y me dice, si, el que está en Él estará a salvo. Luego la tormenta pasa. Todo se calma y abro la puerta, y piso la tierra que estaba llena de insectos, y la voz del maestro me dice : esto terminará con lo que queda. Y me dice : ahora escribe lo que has visto.

Entonces me despierto muy asustada, sudando frío y llorando. Fue un sueño muy vivido, me sentí muy afligida. Lo dejé pasar , le conté a algunas personas y me dijeron que era una pesadilla o algo sobre mi estado interior.

Ahora lo escribo, ya que ayer me puse a pensar en ese sueño, y me di cuenta de algo importante.

La gran metáfora de estar en casa, de “no ver hacia afuera sino hacia adentro”.

Es un momento muy doloroso para toda la humanidad. Es un momento de grandes cambios porque, a partir de este punto.. nada será como antes.

Pero toda crisis trae una oportunidad de mejorar como un gran alma colectiva, como un ejército inmenso de seres de luz. Pero para cambiar hay que mirar hacia adentro, no hacia afuera.

Y veo que este proceso ahora nos está costando y mucho. No es tiempo de juzgar, criticar, exponer lo que sabemos sólo por satisfacción del ego sino para ayudar. Es momento de ir calzando las difíciles circunstancias de los otros, de tu prójimo.

La situación real es bastante difícil, toca aceptar lo que es, pero miremos hacia adentro para no crear más pensamientos que nos causen miedo y ansiedad.

Este cambio tampoco besa la indiferencia, porque el ser humano está siendo llamado ahora mismo a la compasión, a la empatía, a la reflexión, a la meditación y a la generosidad. Sólo si respondemos a este llamado podremos superar esta crisis. No sabemos cuán cercano nos tocará el dolor, no lo sabemos, pero de por si, ya duele ver todo lo que está sucediendo. Y si el dolor en el cuerpo es señal de enfermedad, también es señal de lucha , de una batalla por la vida.

Pero a pesar del dolor, es hermoso ver cómo se crean cadenas de ayuda, como nos vamos calzando las dificultades del prójimo y sintiendo para pedir por el. Es hermoso ver cómo muchos ponen sus mejores dones al servicio del otro, ya sea ciencia u oración. Porque no es momento de ver hacia afuera para alimentar la ansiedad y la angustia, ni el ego ni la apatía, es tiempo de sentir nuestro ser, de conectarnos los unos a los otros en ese amor infinito y tan real que es Dios.

Hay tantas cosas que agradecer y no lo habíamos notado ! Cierto? Nos habíamos concentrado en tener, acumular, consumir y ahora nos damos cuenta de las cosas que son realmente necesarias e importantes. Hemos vuelto a lo básico.

Es tiempo de agradecerle a Dios por lo que hoy nos queda como humanidad, de aceptar y rogar hincados, de rodillas y de espíritu, que nos aparte este cáliz y nos brinde una nueva oportunidad, que espero sepamos aprovechar.

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